Tuesday, December 14, 2010

La mujer que fue testigo privilegiado del rescate de los 33 mineros



Desde la misma plataforma de sondajes, María Segovia la ejecutiva de la gerencia de operaciones de la empresa Geotec se convirtió en la única mujer que estuvo en ese lugar, durante las faenas que permitieron el rescate de los 33 de Atacama.
Guillermo Alday
Marcela Segovia está acostumbrada a convivir con puros hombres. A su alrededor, deambulan los trabajadores de la empresa de sondajes Geotec, ya que ella es ejecutiva de la gerencia de operaciones y como tal, cumple un rol en la coordinación de los operarios, sus turnos y el trabajo que se desarrolla en terreno.
Segovia dice que fue una mujer afortunada y privilegiada al convertirse en testigo presencial del inédito rescate de los 33 mineros de Atacama, un hito histórico que quedó grabado a fuego en su retina y en su corazón.
En la mina San José, la empresa a la cual representa cumplió un rol fundamental en las labores de sondaje realizadas para, primero, determinar sí habían sobrevivientes al derrumbe; y luego, para trazar el camino que permitiera el rescate propiamente tal de los trabadores.
Hoy dice estar tranquila y al igual que la empresa que representa con la satisfacción de la tarea cumplida. Recientemente, ella, en forma silenciosa y sin demasiada atención mediática, se dirigió al liceo Jorge Alessandri de La Serena para ofrecer una charla a los estudiantes de la especialidad de Explotación Minera, a quienes les habló del rescate, su experiencia y las emociones que vivió durante dos meses de ardua labor.
Una aguja en un pajar
La ejecutiva de la empresa Geotec indicó que dar con el refugio, donde se presumía en un principio que debían estar los mineros a la espera de un rescate, fue extremadamente difícil. “Dar con el punto era como apuntar a un grano de arroz a siete cuadras de distancia”, aseguró, recalcando que el trabajo de precisión y de ingeniería que se realizó es digno de elogios y que los aplausos que se llevó la empresa están justamente merecidos.
“Esta empresa tiene socios chilenos y americanos y lleva 35 años de sondaje en Chile y podemos decir que somos los líderes en nuestra área en Latinoamérica y en Chile”, apuntó.
Recordó que la empresa se dedica habitualmente a labores de sondaje en labores de minería, básicamente en yacimientos de cobre y oro, y en la búsqueda de agua. Por ello, esta labor de rescate de vidas humanas para ellos fue una experiencia inédita y, a la postre, muy reconfortante.
Acerca de las primeras labores de sondaje indicó que es habitualmente que a medida que las máquinas van perforando se vayan inclinando y perdiendo su objetivo. Sin embargo, resalta que antes de alcanzar el refugio, hubo, sin explicación, un cambio en el rumbo, en los últimos 50 metros, que permitió llegar a la importantísima meta.
“Fue un verdadero milagro. Nadie se explica por qué en la última fase de las perforaciones hubo una desviación que fue la que permitió en definitiva alcanzar el fondo y comprobar que los mineros estaban vivos en el refugio”.
Para la trascendental misión se dispuso de maquinarias que se hicieron mundialmente reconocidas: la Schramm T-130. A San José llegaron dos equipos, uno que se encontraba trabajando en Collahuasi y un segundo proveniente desde La Escondida.
Rescateitor
La ejecutiva indicó que la empresa dispuso de un amplio equipo de operarios chilenos, pero que debido a la complejidad de los trabajos, se determinó la llegada de expertos perforistas norteamericanos de la firma, dos de los cuales llegaron provenientes desde Afganistán y dos desde los Estados Unidos.
Ellos fueron los encargados de bautizar a las perforadora como “Rescateitor”, cuenta entre sonrisas.
“John Hartt se convirtió en el jefe de las perforaciones y en una verdadera celebridad dentro de la mina San José. Todos los familiares tenían depositadas en él y su equipo la esperanza de las perforaciones y el pronto rescate de los trabajadores. Hartt, por su simpatía y personalidad, se transformó en un líder y en una persona muy querida”, dijo Segovia al recordar aquellos ajetreados días.
“Yo creo que no se puede describir con palabras lo que sentimos todos al hacer este trabajo, el contacto con los familiares y el poder haber perforado el pozo por donde salieron todos los mineros posteriormente”, dijo Segovia, quien reconoció que la experiencia la marcó profesional y personalmente. Uno de los momentos más complicados fue cuando se rompió uno de los martillos de la perforadora. La pieza que se soltó había que sacarla del lugar, porque si no se hacía así, el rescate debía obligatoriamente detenerse. “Los mineros todavía estarían abajo, si no hubiésemos podido retirar la pieza”, asegura.
¿Cómo se retiró el trozo estropeado?. “Sólo con el ingenio chileno”, responde la mujer, quien indica que se creó una “especie de araña” que agarró a la pieza y la trajo de vuelta a la superficie. “No existe este instrumental en ninguna otra parte del mundo, es pura inventiva chilensis”.
Segovia agrega que en la empresa se creó una mística especial. Todos querían estar y trabajar en el rescate, no importando si ya se habían cumplido los turnos. En forma anecdótica contó que el sábado 9 de octubre era la fecha estipulada para que el denominado “Plan B” rompiera el fondo y que nadie quería perderse ese acontecimiento. “El turno cambiaba justamente el viernes a las 00.00 horas y mucho no querían irse, querían permanecer en el plataforma toda la noche si era necesario, esperando que se rompiera el fondo, lo que se concretó alrededor de las 8 de la mañana de ese sábado”.
Desafortunadamente, ella fue la encargada de decirles al anterior turno que se tenían que ir, porque ya habían cumplido sus horas.
El día que se rompió fondo fue un acontecimiento histórico porque a partir de ese instante se sabía que los mineros serían rescatados no importando el plazo, que a la postre resultó no más de un par de semanas, tiempo necesario para el revestimiento del túnel y la instalación de la cápsula Fenix 2.
“Ese momento fue de mucha alegría y emoción. Inolvidable. Todos nos abrazábamos y celebrábamos. No sé de dónde apareció una botella de champagne para festejar (….) pero creo que, al final, nadie tomó, porque todos entendíamos que estábamos trabajando… si muchos se mojaron con la champagne”.
Consultada acerca del costo económico del rescate, no quiso profundizar en este tema. “El tema de las platas tendrá que verlo el Gobierno y las empresas privadas”, apuntó. “Para nosotros lo importante es que los mineros están vivos”-
La ejecutiva recalcó que la empresa fue ampliamente reconocida a nivel mundial y que éstos cuatro trabajadores fueron recibidos por el presidente Barack Obama, escena que se tuvo como escenario a la propia Casa Blanca, el pasado jueves.

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