Thursday, January 21, 2010

El especial brindis para festejar el año nuevo en el cementerio de La Serena



Dos hermanas y un grupo de amigos de Rodrigo Rojas, “El Capucha”, quisieron estar junto a él en las primeras horas del 2010. El brindis se desarrolló en medio de la oscuridad de uno de los pasillos del cementerio municipal de La Serena, donde Rojas está sepultado. Allí les prendieron unas velas, brindaron en su honor y algunos, con emoción contenida, se estrecharon en un abrazo imaginario con quien ya partió de este mundo.

“Él está en el corazón de todos nosotros y en todas las fechas lo recordamos” dice su hermana Paola Rojas, quien explica que su hermano falleció en trágicas circunstancias: Rodrigo fue acuchillado el 18 de septiembre del 2003 en una fiesta, que se desarrollaba en el sector de Santa Lucía, La Antena.

Juan Miguel reconoce para él “El Capucha” fue más que un simple amigo. “Él no era mi hermano de sangre pero yo lo consideraba como un hermano: cuando chicos, nos criamos juntos, y después, cuando ya éramos grandes, vacilábamos juntos. Por eso, desde que él no está con nosotros, lo venimos a acompañar”.

Juan Miguel agrega que esta es la segunda vez que llegaron al cementerio para brindar por “El Capucha”, a quien también le construyeron una animita en la calle donde vivía.

Como ellos, casi un centenar de personas tuvieron la oportunidad de visitar a sus deudos en la noche-madrugada del Año Nuevo, gracias a una iniciativa del cementerio municipal de La Serena, que abrió sus puertas entre las 22.00 y las 02.00 de la madrugada.

ABRAZOS EN PENUMBRAS

Manuel Alejandro era un conocido vecino del pasaje Ignacio Serrano en La Antena, donde para las fiestas de Año Nuevo era el primero que salía a la calle a repartir abrazos a sus amigos y “compadres” del barrio. Su entusiasmo y alegría, que era muy apreciado por quienes lo conocieron, se apagó cuando falleció hace dos años.
Su recuerdo no ha sido borrado como lo demuestra un grupo de sus vecinos, quienes apenas transcurridos 30 minutos de este año nuevo año, quisieron acercarse a su nicho en el cementerio municipal y brindar en su honor.
Wilder Ortiz cuenta que “Manuel siempre nos iba a visitar a nuestra casa para el año nuevo, era ya una costumbre y tradición; ahora, nosotros le devolvemos la mano, y venimos a visitarlo en esta fecha que es tan importante”.
Ortiz comenta que la idea de abrir el cementerio “me parece muy buena, porque es algo fuera de lo común y porque ofrece la oportunidad a quienes han perdido a sus seres queridos puedan estar al lado de él, lo acompañen y les pidan fuerza para el año que recién comienza”.
Jorgelina Contreras también llegó al cementerio para recorrer las tumbas de sus padres, suegros y “compadres”. “Brindamos y los recordamos con mucho cariño”, dice la mujer, quien explica que “es primera vez que participa de esta experiencia, que me ha parecido muy linda, particular y emocionante”.


Buena aceptación

Manuel Romero, trabajador del cementerio municipal de La Serena, fue quien tuvo la misión de abrir las puertas del recinto durante este Año Nuevo. El horario oficial era entre las 23.00 horas y las 01.30 horas, pero él dio acceso a las 22.00 horas y prolongó el horario en media hora más.
Romero comenta que desde hace dos años que se ejecuta esta iniciativa, la cual, cree, que seguirá implementándose, “porque ha tenido una muy buena aceptación entre la gente que asiste”.
Reconoce que es una tradición que se desarrolla en otros puntos del país, aunque no tiene claro donde nació.

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