Wednesday, April 25, 2007

LUIS ALBERTO VERA


A pesar de fallecer hace más de 60 años, la ciudad todavía recuerda el legado de este hombre de negocios, quien transformó a su empresa “El Faro” en la primera en lograr desde el Choapa la exportación de su producción -ajíes pimentones- a países de Europa y Asía.

Una placa conmemorativa ubicada frente a las antiguas dependencias de una de sus fábricas recuerda, desde el pasado martes, a la figura de Luis Alberto Vera, el más importante de los empresarios que surgieron desde Choapa y que instaló en la primera mitad del siglo pasado al nombre de Illapel en los mercados internacionales, gracias a una empresa: “Pimentones El Faro”.
Hoy, parte de esa industria, que dio empleo a un centenar de personas de la zona, todavía es visible gracias a un edificio que se levanta en la esquina de las calles San Martín y Alvarez Pérez, en pleno centro de la ciudad. Aunque en estado de total abandono, allí es posible apreciar a simple vista las maquinarias que el mismo Luis Alberto Vera mandó a confeccionar a Italia especialmente para su pujante negocio.
Luis Alberto Vera nació en la localidad de Chalinga, apartada localidad ubicada en la comuna de Salamanca, en el año 1898. Fue, desde el principio, una persona que se supo sobreponer a los golpes del destino. El más duro, el estado de orfandad total en que quedó cuando apenas tenía 8 años de edad. Su principal apoyo en su niñez y adolescencia fue su profesora de enseñanza básica, Rosaurita Macaya, quien además de prodigarle cariño le inculcó la importancia del estudio.
Su inquietud, lo motivó a fabricar trompos y emboques, juegos que vendía entre sus compañeros. En la adolescencia, cuando tenía 12 años se fue a trabajar a un almacén en Salamanca y luego, a los 16, viajó al norte, para desempeñarse en las salitreras de la zona. Su corta edad no fue impedimento para trabajar allí, dado que no cumplió tareas en el inframundo de los yacimientos sino que como controlador de producción, es decir, anotando las toneladas o sacos de rendimientos de cada operación, labor que requería de una gran precisión y exactitud.
Durante cuatro años reunió el dinero suficiente para regresar al Choapa e instalar una compra y venta de frutos del país en Salamanca, negocio para el cual debía recorrer gran parte de la región. Ovalle, Sotaqui, Combarbalá y también La Ligua y Petorca, en la Quinta Región, conformaban su recorrido para proveer a su local de nueces, charqui, miel, cera, y frutas secas, especialmente, higo.
Entre sus innumerables viajes, conoció a Rosa Mercedes Manríquez, quien provenía de una familia de alta alcurnia, y que con el transcurso del tiempo, se convertiría en su esposa. “Con ella, aprendió los idiomas inglés, francés y algo de alemán que les sirvieron para sus futuros negocios”, señala el recopilador histórico Sergio Bugueño.
Cuando sólo tenía, 21 años fundó su primera su primera compañía, para la comercialización de frutos del país.

EL FARO

Cuando se encontraba en Valparaíso, en medio de sus funciones como comerciante, se percató de que en reiteradas ocasiones, le encargaban mucho pimentón para enviarlo al extranjero. Ahí él vio una oportunidad de negocio. Así que, casi de inmediato, preparó las maletas y viajó a España, el principal productor de pimentón en el mundo, para estudiar las siembras, cómo se molía y se comercializaba este producto en paquetes de 40 y 100 kilos.
Es así como en el año 1927, Luis Alberto Vera fundó una segunda compañía, con 500 accionistas, quienes se repartían 200 mil acciones, de las cuales él y su familia tenían en su poder alrededor del 40%.
Como su fábrica necesitaba de maquinaria especializada, recorrió Italia, donde encargó la construcción de una serie de engranajes que permitieran la elaboración del ají pimentón hasta su envasado en pequeñas cajas y tarros, listos para ser enviados a los exigentes mercados internacionales.
Juan Polo Osses recuerda que su padre Arturo y su abuelo, fueron quienes arribaron desde Italia para trabajar, primero en la construcción del ferrocarril, y luego en la construcción de la casa comercial Vera y en las maquinarias que se utilizaron en el secado y envasado de los pimentones. En la actualidad, Polo es sostenedor del liceo que lleva el nombre del comerciante illapelino, tal como él mismo lo indica, “porque mi madre me lo pidió, por la ligazón que tuvo con mi familia”.

“Vera fue un hombre visionario como nunca produjo Illapel, el comercio lo llevaba en la sangre: todo lo que él visualizaba lo convertía en utilidades”, comenta el investigador histórico Sergio Bugueño, quien se ha dedicado al estudio de éste y otros personajes de importancia para la historia de Illapel y Choapa
“El ultimo balance de la industria del año 1943, anotó una utilidad de más de un millón de pesos”, asegura Bugueño. “México y Argentina eran sus mercados americanos; mientras que en Berlín, Londres y Madrid existían distribuidoras de la empresa; en Santiago, una cadena de vehículos de reparto mantenían el logo de la industria el Faro junto a la leyenda “Illapel, Chile”, siendo un verdadero orgullo para la zona”, cuenta.

EL TORO

La agricultura y la agroindustria fueron la base del desarrollo económico de las empresas de Luis Alberto Vera. En su mejor momento, llegó a enviar 15 mil quintales de harina mensuales al norte del país. Para Sergio Bugueño resulta paradojal que “mientras en esos tiempos, Vera compraba trigo en Ovalle para luego devolverles harina, hoy no mandamos nada a Ovalle y esa ciudad nos envía todo lo que necesitamos”.
Reconocida es la anécdota de que Luis Alberto Vera, con el objetivo de comercializar leche y sus derivados, compró en los Estados Unidos, vacas y un toro reproductor, el que con le tiempo falleció de viejo. En ese momento, uno de sus peones se le acercó y le dio la mala noticia de la muerte de este animal. Vera respondió: “no te preocupes, al toro lo podremos reemplazar. El problema será cuando yo me muera”.
El investigador histórico Sergio Bugueno confirma sus palabras: “no ha existido en los últimos 60 años, una persona como Luis Alberto Vera en Illapel”.
El alcalde de Illapel, Luis Lemus –presente en la inauguración de la placa conmemorativa - indicó que “Luis Alberto Vera marcó los destinos de esta comuna” y que “para nosotros es un honor, rendir un homenaje a su figura, y de contar con la presencia de uno de sus hijos”.
Sergio Vera Manríquez, uno de los hijos del empresario, valoró el reconocimiento municipal a su padre, de quien manifestó sentirse orgulloso, ya que, como dijo, “todavía hay personas, o sus hijos, que me dicen que trabajaron con mi padre y que él fue un gran hombre”
Uno de los nietos del empresario llamado igual que él, Luis Alberto Vera, estuvo presente en la ceremonia de homenaje que se efectuó este martes en Illapel. En la oportunidad, reconoció su orgullo por llevar el nombre y por visitar en Illapel, “ya que dos de mis hermanos, nacieron aquí y yo me críe aquí”.
“Este día ha sido muy especial para mi porque he escuchado el homenaje que las autoridades y amigos le han hecho a quien fue mi abuelo, a quien yo he intentado seguir como ejemplo de vida”, comentó.

MINERIA EN PELAMBRES

Sergio Bugueño estima que “Luis Alberto Veras se adelantó a los tiempos”, si se considera que apreció el potencial que representaba la minería para la provincia del Choapa. En ese ámbito, emprendió viajes a lomo de burro hasta el sector de Los Pelambres, al interior de Salamanca, para extraer tubsteno, mineral que se utilizaba para endurecer a las corazas de los barcos y algunas partes de los aviones, y que él exportaba.
Hasta los encumbrados cerros del sector, llegaba junto al conocido arriero Juan Cancio, a quien, más de alguna vez, le dijo que “la minería será la solución para todo el Choapa”.
Aunque él nunca explotó el cobre, su visión le permitía avizorar que en la minería –y precisamente en un sector como Los Pelambres, que hoy explota el holding Luksic- estaba el futuro de la provincia.


PROYECTO POLITICO TRUNCADO

Luis Alberto Vera era radical. Aunque no era un ferviente militante, tenía cierta injerencia en las cúpulas partidistas, dado su importancia económica. Ello, unido a que era un persona muy reconocida en la zona por sus labores altruistas (“vistió de pies a cabeza a los boys scouts” recuerda Primitivo Tapia, quien lo conoció cuando niño) motivaron a los radicales a impulsarlo a postularse al Congreso. “Usted debe ser diputado y senador, le decían sus camaradas, pero él siempre respondía que prefería el comercio”, dice Sergio Bugueño.
Sin embargo, cuando él tomó la decisión de presentarse como candidato a senador, una infección estomacal le arrebató la vida un 8 de noviembre de 1944, cuando sólo tenía 46 años. Sus restos descansan en Santiago.

1 Comments:

Blogger L. A. Vera said...

Soy Luis Alberto Vera Saavedra, llevo el nombre de mi abuelo con mucho orgullo. Mi padre, Gastón Alberto Vera Manríquez, nos crió, junto a mis hermanos, con el recuerdo de nuestro abuelo. Agradezco, en nombre de la familia, este homenaje a su memoria.

8:00 AM  

Post a Comment

<< Home