Tuesday, July 03, 2007

Los esfuerzos por evitar la discriminación




A pesar de los esfuerzos que realiza el equipo profesional, los alumnos y los apoderados del Colegio de Educación especial Luis Braille de La Serena, continúan los inconvenientes para una total inclusión social.

Nicolás Salfate, de 8 años, juega entusiasmado a la pelota con un amigo en los minutos de recreo. Su compañero le envía el balón por el suelo y Nicolás intenta atraparlo con las manos antes que se escape.

La ceguera del pequeño no le impide comportarse como un niño cualquiera y celebra cada una de sus “atrapadas” como si fuese la mejor del mundo.

“Yo escucho el ruido del cascabel que está dentro de la pelota y cuando la siento más acerca, la atrapo”, dice con una sonrisa.

Más allá, dentro de una sala, alumnos del taller vocacional se lamentan de que el día anterior no coordinaron qué materiales utilizarían para la jornada y se quedaron sin preparar –y degustar- nada.

José Luis Díaz, 16 años, reconoce que en el taller, “la pasamos muy bien porque aprendemos a cocinar” y que “a veces, ganamos algo de platita, cuando vendemos algunos de los productos a los papás y mamás que vienen”.

El compañerismo de los jóvenes –algo de lo cual carecen muchos de sus pares en la actualidad- se refleja cuando Marcelo Castro guía a Carlos Ortiz, (“Carlitos”) hasta la sala de talleres.

“Aquí nos apoyamos mucho, y siempre estamos dispuestos a ayudar al otro”, reconoce Castro, quien aprovecha la oportunidad de mostrar algunas de las manualidades en las cuales están trabajando para celebrar el Día del Padre.

En una banca, esperando que lo vengan a buscar está el joven de 21 años Robert Gonzalo Cortés Miranda (21) quien aunque egresó del establecimiento aún acude a éste en busca de apoyo para cumplir su anhelo de convertirse en programador de análisis de sistema.

Cortés explica que utiliza un programa especial que le “lee” cada una de las instrucciones que aparecen en la pantalla de un notebook. Gracias a dicha tecnología y a su propia habilidad está sacando adelante su vida.

“Yo pasé toda mi vida en este colegio y conozco a cada uno de los profesores, quienes me ayudaron a convertirme en una mejor persona y a obtener las capacidades para desenvolverme mejor en el “mundo””, señala. El joven destaca los esfuerzos de quienes estuvieron a su lado durante los años de su niñez

Robert, ciego completamente desde su nacimiento aprendió las denominadas “técnicas” del bastón entre otras que le permiten llevar una vida normal.

“Para nosotros, la verdadera traba está en la discriminación que percibimos en la sociedad. Es verdad que se ha avanzado, pero todavía queda”, reclama. Y añade que percibe cómo las personas de su alrededor lo consideran diferente por ser ciego, cuando el anhela en ser uno más, y no ser mirado como “bicho raro”.

Sus aprehensiones son confirmadas por Mariela Arcos González, presidenta del centro general de padres y apoderados del colegio Luis Braille. Ella tiene tres hijos, dos de los cuales Pamela (9) y José (18) nacieron con la condición de albinismo que perjudica su visión. “Generalmente los niños son morenos o rubios, pero cuando se ve algo distinto, se discrimina. Mis hijos reciben apodos y esas mofas las afectan”, argumenta.

Mariela indica que cuando se requiere, los estudiantes del Colegio Luis Braille acuden al psicólogo para precisamente explicarles a asumir su condición y superar las barreras que les impone la sociedad.

INTEGRACION SOCIAL

María Elisa Jofré Montero, directora del colegio Luis Braille de La Serena señala que el objetivo fundamental del establecimiento es preparar a los niños en todos los aspectos educacionales que les permitan integrarse a la vida educacional normal, a la sociedad y, obviamente a la familia, para lo cual se proporcionan herramientas de habilitación y rehabilitación.
Se cuenta con un equipo multidisciplinario, del área visual, profesores de las distintas asignaturas de técnicas especificas como orientación y movilidad, eficiencia visual, y la preparación de las actividades para la vida diaria, en énfasis está puesto en la funcionalidad, en actividades que les permitan a los escolares ciegos lo más adecuadamente posible”.
“Nosotros podemos recibir a los menores a los pocos días de que éste haya nacido, a objeto de someterlo lo que se denomina nivel de estimulación temprana”, indica Jofré, quien agrega que cuando niños se efectúan todos los esfuerzos para que los niños se integren a un establecimiento educacional normal mediante un proyecto de integración, clases que son complementadas en el colegio Luis Braille.
Enfatiza que la integración y desarrollo de los niños les permite incluso, a los más capacitados, ingresar a la educación superior y obtener un título profesional. Recuerda que durante el año pasado, se recibieron dos abogados ciegos, y que en años anteriores se han obtenido titulados profesores, asistentes sociales, entre otros profesionales. “Nosotros sentimos una gran satisfacción cuando uno de nuestros alumnos obtiene un título en la educación superior”.
Los estudiantes del colegio pueden permanecer hasta los 26 años en el colegio en lo que se denomina nivel laboral. “En este nivel están los alumnos que presentan más de un impedimiento, es decir que además de una ceguera, tienen una déficit intelectual o un déficit motor severo”, precisa.
En este ámbito reciben el apoyo de la organización la Asociación de Ciegos de España, organización que en coordinación con el programa Chile entrega a las personas ciegas la capacitación necesaria para desarrollar oficios como operadores telefónicos, telemarketing e informática avanzada para ciegos.

LA LABOR DE LOS PADRES

Mariela Arcos explica que el centro de padres y apoderados desarrolla una labor en conjunto con la dirección del colegio, profesores y funcionarios, para hacer más amena la labor de los niños. “Con la directora, tenemos una dirección muy cercana: a nosotros nunca se nos han cerrado las puertas”, dice.
La dirigente cuenta que hace dos semanas, realizaron una colecta la cual logró reunir una cifra estimada en un millón de pesos, dineros que se destinarán íntegramente a la mantención y reparación de los vehículos de transporte, los furgones, que transportan a los alumnos desde sus casas hasta el establecimiento y viceversa.
Los vehículos son fundamentales para los estudiantes –aclara- porque sin los furgones que transportan gratuitamente a los menores, muchos de éstos no asistirían “porque, en su mayoría, las familias de los alumnos son de escasos recursos, y las mamás no tienen el dinero suficiente para venir a dejarlos y a buscarlos”.La participación de los padres y apoderados considera que es “buena” porque “cuando necesitamos una unión como por ejemplo, la realización de esta campaña de la colecta, asisten”. Aún así manifiesta que la participación podría ser mejor.

(mayo 2007)

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