Tuesday, October 27, 2009

LA HISTORIA DEL RAMBO DE CARACHILLA

ESTABA ARMADO CON FUSILES M.16 Tras cinco horas de negociación, delincuente se entregó a la policía 
 * Luis Alberto Berríos Tapia ingresó a un fundo en Ovalle con la intención de robar una cabra, siendo repelido por un guardia, quien le disparó con una escopeta de perdigones. Herido, se mantuvo escondido en la falda de un cerro, hasta su rendición, que se produjo a las 3 de la madrugada de ayer. 

 Momentos de tensión se vivieron en la noche del jueves en un fundo de Ovalle, donde un delincuente, con pesado armamento de asalto, se enfrentó con cuidadores de un predio, quienes lograron herirlo cuando intentaba un robo. 
Luis Alberto Berríos Tapia, alias “El Lucho”, se entregó alrededor de las 3 de la madrugada de ayer, tras cinco horas de tensa negociación. Durante ese tiempo se mantuvo con su rostro ensangrentado en la falda de un cerro y, en sus manos, con dos fusiles M.16 y numerosa munición, preparado para un eventual enfrentamiento con carabineros que lo mantenían rodeado. 
Los hechos comenzaron alrededor de las 19.00 horas del jueves, cuando él ingresó a un fundo de la localidad de Carachilla, distante a 16 kilómetros de Ovalle, con el propósito de robar una cabra que merodeaba suelta por el lugar. En ese momento fue sorprendido por uno de los guardias del predio, quien le disparó con una escopeta de perdigones, hiriéndolo en el rostro y en el pecho. El respondió con el armamento –encontrado según su versión en una mina abandonada- y disparó tanto al aire como a los cuidadores. Posteriormente, cruzó un canal y se escabulló en la falda de un cerro cercano, donde se mantuvo hasta su detención. 
A los minutos después de ocurrida la balacera llegó personal de carabineros de Ovalle: una unidad de motoristas y una radiopatrulla, que rodearon al delincuente, quien desde un principio y como una forma de atemorizar a los efectivos, señaló que no se encontraba solo y que compañeros suyos se encontraban repartidos por el cerro. 
Los motoristas estaban a 100 metros del antisocial y podían escuchar cómo el “Lucho” –que así se identificó en un principio- cargaba sus armas para defenderse. Además, efectuó varios disparos al aire para mantener a distancia a los efectivos. Antes de actuar, los motoristas prefirieron iniciar una negociación para motivar la entrega voluntaria del individuo. 
Alrededor de las 21.00 horas se presentó en el sitio del suceso el capitán Luis Cortés, subcomisario de Ovalle, y el fiscal de turno, Jorge Cartagena, quienes reiniciaron las conversaciones. El “Lucho” amenazaba que no se entregaría fácilmente a los carabineros, mientras también arribaba al fundo personal del GOPE, proveniente desde La Serena, que se parapetó en distintos puntos de las cercanías, listo para actuar frente a alguna emergencia. 
Luego y en una actitud que llamó la atención de los negociadores, “El Lucho” solicitó la presencia de los medios de comunicación, siendo los primeros en llegar hasta el lugar mismo de los acontecimientos un fotógrafo y un periodista de Diario El Día, quienes hasta ese momento se mantenían en la entrada de la propiedad. 
El capitán Cortés prosiguió con su intención de que el delincuente armado depusiera su acción, para lo cual mantenía un franco diálogo, tratando de ganarse la confianza del “Lucho”. Incluso le ofreció cigarrillos, que ayudaron a que la tensión se disipara. También fiscal Cartagena le explicó que ahora existía un nuevo proceso penal y que no era necesario que pasara por la Comisaría, trámite que era rechazado enérgicamente por él. 
Así, sólo a las dos de la madrugada de ayer y tras arduas conversaciones, el antisocial aceptó su rendición y se inició una caminata conjunta, él por un lado del canal y por el otro, los efectivos policiales quienes lo alumbraban con focos, y gente de Diario El Día. Al llegar un puente que cruza el canal, el echó pie atrás y nuevamente quiso dar la pelea a la policía o atentar contra su vida, propósito que también temían los negociadores. 
El capitán Luis Cortés, en una temeraria actuación, debió acercarse al delincuente sin chaleco antibalas y desarmado a objeto de obtener su confianza y una rendición sin un enfrentamiento, con consecuencias lamentables para ambas partes, dadas las características del armamento. 
Finalmente, aceptó la entrega de los fúsiles, ante la mirada de todos los testigos: fiscal, carabineros, medios de comunicación, y del coronel Rafael Riquelme Carrasco, quien llegó para analizar en terreno la situación. Una ambulancia del hospital local se acercó hasta donde estaba el antisocial y allí, sentado a un borde del vehículo, el “Lucho” probó si aún quedaba un cartucho en su fúsil M-16, apuntando a su arma hacia el cielo. Fue el último disparo que se escuchó esa noche, tensa, larga e inédita en la provincia del Limarí, y que pudo terminar trágicamente. 

EL LUCHO “No le tengo miedo a la muerte” A bordo de una ambulancia y mientras era atendido por personal paramédico del hospital de Ovalle, que le curaba las heridas provocadas por los perdigones, el detenido que por ese entonces sólo se identificó como “Lucho”, dialogó con Diario El Día acerca de cómo se desarrollaron los hechos de esa noche tensa, pero que terminó con su entrega a las fuerzas policiales. Ahí se identificó como Luis Alberto Berríos Tapia, 31 años, oriundo de Til til. ¿Qué paso esta noche? “Yo venía pasando por acá (me quería robar una cabra para comer) y resulta que vino un cuidador y me disparó. Yo alcancé a armar un fúsil y lancé una ráfaga al aire, porque tampoco lo quería herir. No sé qué le habrá pasado al guardia: se habrá confundido, se asustó, habrá pensado que estaba robando paltas y ustedes pueden ver que en mi mochila no ando con ninguna palta” Durante la negociación, dijiste que ya habías estado detenido ¿Por qué? “Por lo mismo. Yo me crié sólo y a los 16 años conocí a mi familia, no compartí mucho con ellos, me gusta la vida independiente”. ¿Cómo llegaste a la zona? “Buscando trabajo, porque me dijeron que el trabajo por acá era a trato y como yo tengo habilidades (me gusta hacer artesanía, hago barcos a escala y fui a presentar un proyecto a la municipalidad y no me lo dejaron por todo el sistema burocrático que tiene Chile”. ¿Qué le dirías a las autoridades? “Que traten de darle oportunidades a la gente como yo, que no nos cierren las puertas porque a uno le cortan las manos y se forma un círculo vicioso”. ¿Confiaste en el oficial que dialogó contigo? “Yo no confío en nadie, por lo mismo le digo: yo confío en Dios, no más. Igual yo tampoco quería hacerle daño a nadie, nunca ha sido mi intención dañar a alguien”. ¿Temiste por tu vida? “No le tengo miedo a la muerte, porque yo nací en este mundo para morir. Entonces, la muerte va a llegar tarde o temprano. Así como una personas que se dirige a su casa para celebrar su cumpleaños y se muere en el camino, yo aprendí que la vida es así”. ¿Algún sueño? “Lo único que me gustaría es tener trabajo, para poder comer”. ¿Dónde encontraste las armas? “En una mina abandonada, cachureando por ahí. Es una mina de por acá, pero no te puedo decir exactamente dóne se ubica. Las armas estaban escondidas y a mi como me gusta hurguetear, rastrear huellas, las encontré”. Y ¿dónde aprendiste a usar el armamento? “Son fáciles de usar porque son automáticas. Puedo decir que aprendí a usar esas armas sólo hoy”. ¿Tienes alguna afinidad política? “No me gusta la política. No me comprometo con nada de eso. No vivo por la política porque los políticos no van a venir a mi casa a ponerme un pan en la mesa” ¿Qué esperas ahora? “Lo que Dios quiera”.

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