Thursday, April 01, 2010

Fidel Carmona, un sacerdote de pueblo




En la madrugada del pasado martes 29 de marzo falleció en Santiago, quien fuera párroco de Barraza y quien hasta antes de su grave enfermedad se desempeñaba en Monte Patria. Su legado religioso y la cercanía que establecía con la comunidad son los aspectos que más resaltan los que le conocieron y supieron acerca de su entrega al sacerdocio.


Cristian Ardiles era un adolescente cuando conoció al sacerdote Fidel Carmona Espinoza, en el pequeño poblado de Tabalí, en Ovalle y prácticamente de inmediato se percató que este curita -en ese tiempo a cargo de la parroquia de Barraza- era muy distinto. “Era posible verlo con chupalla o ayudando a freír sopaipillas, imágenes que para uno que es de campo son muy impresionantes (…) era muy cercano a la gente, muy de campo y lo sentías como uno más”.
Agrega que “su humildad y carisma me llamaron la atención y, por lo mismo, le pedí que fuera mi padrino de confirmación y aceptó”.
Ardiles, quien en la actualidad es profesor del Colegio Santa María de Ovalle, fue uno de los asistentes a la misa que se ofició en la mañana del pasado miércoles en la parroquia San Vicente Ferrer de Ovalle, donde la comunidad religiosa de la comuna y la provincia tuvo la oportunidad de despedir a los restos del sacerdote, quien falleció en Santiago aquejado de una grave enfermedad.
El maestro, quien dice que acudió por motivación propia junto a una delegación de alumnos del establecimiento educativo, enfatiza que el padre Fidel supo cómo llegar con su mensaje evangelizador hasta las zonas rurales de la provincia.
Esa característica sumada a su incesante capacidad de trabajo y de entrega al servicio de la Iglesia convirtió al sacerdote Fidel Carmona en una persona muy estimada en los distintos lugares donde cumplió funciones sacerdotales.
Carmen López Araya llegó al servicio religioso desde la localidad de Alcones Altos y en cada momento de la misa del miércoles expresó su cariño y gratitud a Carmona. La mujer besó el féretro y entonó un canto a capela para despedir a los restos. Al final, no pudo contener la emoción y estalló en lágrimas. “Yo lo adoro y lo estimo mucho (…) prometo ir a verlo todas las semanas a Vicuña”.
Una vez concluido el oficio religioso, los restos fueron trasladados hasta la parroquia Cristo Resucitado de Tierras Blancas, y de ahí, a la parroquia Inmaculada Concepción de Vicuña. Ahora, descansa en el cementerio de Calingasta.

CARIÑO EN BARRAZA

Fidel Carmona fue párroco de la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Barraza, pequeña localidad ubicada a 13 kilómetros de Ovalle, cuando ésta todavía era un poblado desconocido para los habitantes de la región de Coquimbo.

Juan Pizarro lo conoció en esa época y empezó a ayudarle en las distintas actividades ligadas a la Iglesia, labor que sigue cumpliendo todos los domingos. Recuerda que “era una excelente persona y un amigo de todos (…) era capaz de llegar a las casas a conversar a cualquier hora, si había un enfermo los iba a ver, a todos nos sembró la semilla de la evangelización. No tengo palabras para expresar la gracia y dicha que nos dio el haberlo conocido”.

Pizarro añade que el sacerdote no sólo se preocupaba de la parroquia de Barraza sino que también de todas las pequeñas capillas de los pueblos cercanos. Afirma que su labor evangelizadora era incesante y que si él debía visitar un lugar muy temprano, él no dudaba en quedarse a dormir en casa de amigos para acudir al alba del otro día a su nuevo destino. Mientras permaneció en Barraza recorrió Las Amolanas, Los Trigos, La Cebada, El Teniente Alto, El Teniente Bajo, la desembocadura del río, entre muchos otros poblados.

El hombre cuenta que el curita era conciente del valor patrimonial e histórico tanto de la parroquia como del pueblo de Barraza y que se trazó como objetivo potenciar esta área. Es así, como según su relato, el sacerdote se enfocó en la creación de primer museo de la localidad, obteniendo la ayuda de toda la comunidad y de otras vecinas, donde se mantenían objetos con relevancia histórica. “Con él también hicimos los 500 años de evangelización, una celebración única y muy linda (…) las Fiestas Patrias eran también muy marcadas gracias a él”, agrega.

EVANGELIZACION

Consuelo Moreno Valenzuela también estuvo a lado del padre en Barraza y era la encargada de las coordinaciones de actividades como los bautizos, las confirmaciones y las primeras comuniones. “Era un hombre de pueblo, muy alegre y con un gran imán para atraer a la gente, un gran carisma que nos llevó a apoyarlo”, resalta

Moreno indica que el sacerdote estableció un comedor abierto para los menores que asistían a la escuela de Barraza, el cual se mantiene funcionando hasta el día de hoy. Cuando se anunció su traslado desde Barraza, el sacerdote hizo las gestiones necesarias para que este beneficio no se perdiera. Sostuvo reuniones con la Junji y la Junaeb hasta asegurar su continuidad.

Miriam Torres Gárces, habitante de la caleta El Limarí de la desembocadura del río del mismo nombre, recuerda que el padre “fue muy cercano a la comunidad, con las personas, con los niños, (…) él me bautizó a mis niñas, que ahora tienen como veinte años. En mi caleta, se sintió bastante su muerte”.

La mujer precisa que tras su grave enfermedad, “él tenía que irse a descansar” debido a que “fue una persona muy humanitaria, no sólo con nosotros sino que con todas las personas, con todo el mundo”.

Torres indica que el sacerdote “nos visitaba e iba a hacer misa” y que “cuando se trasladó a Vicuña, igual nos iba a visitar, nunca se olvidó de la desembocadura, era su pasión a pesar de que es lugar bastante alejado”.

LA VISION DE LA FAMILIA

Su sobrino Marcos Carmona, junto a su familia, todos provenientes de La Serena, comentó que a pesar de la tristeza que tenemos como familia, sabemos que “ahora está descansando, algo que finalmente los reconforta “porque sabemos que sufrió mucho con su enfermedad”.
Asimismo, destacó que en su familia “conocemos el enorme legado que dejó para la comunidad de Ovalle, Vicuña, La Serena, Tierras Blancas”. Acerca de las muestras de cariño, reconoció que él “era muy querido y la obra que dejo él era muy importante para la Iglesia (…) compartió siempre por las personas de más escasos recursos y creo que por eso será recordado y tan querido”.
“Nosotros vivíamos en otro lado anteriormente, y él era mi tío, él siempre me entregaba consejos y era un guía espiritual para nosotros”.

LA VOZ DE LA IGLESIA

“Gracias por ser mi amigo, gracias por el testimonio de fortaleza, gracias por el testimonio de fidelidad, sigamos unidos en el Señor”, dijo el párroco Juan Carlos Godoy, a cargo de la parroquia de la localidad de Recoleta, durante la misa en honor al padre Fidel Carmona.
Él fue uno de los sacerdotes que concelebró la misa, la cual estuvo a cargo del padre José Luis Flores, vicario foráneo de Limarí y párroco de San Vicente Ferrer.
En tanto, el sacerdote Jaime Oyarzún, actual párroco de Monte Patria, comenta que “fue muy emocionante poder acompañar a este hermano sacerdote (…) a mí correspondió reemplazarlo en la parroquia de Monte Patria debido a su enfermedad. Incluso, antes ya lo había reemplazado en la parroquia de Tierras Blancas, algo lo conocí.
“Es muy emocionante participar de esta misa y comprobar el cariño de esta vicaría, donde él trabajó y donde entregó mucho”, concluyó.

RECUADRO

"Entre Montañas, Epifanías del Alma",
su libro de poemas y anécdotas

En agosto de 2009 y cuando se encontraba en pleno proceso del tratamiento de su enfermedad, el padre Fidel Carmona Espinoza presentó el libro “Entre montañas, epifanías del alma”. A pesar de su delicado estado de salud, Carmona viajó desde Santiago hasta Vicuña para participar de la ceremonia de lanzamiento.
Entre los asistentes se contaba Monseñor Manuel Donoso, el sacerdote Luis Alberto García, el presidente de la Sociedad de Escritores de Chile IV Región, Luis Aguilera; profesores, escritores, poetas y dirigentes de organizaciones culturales; además de una gran cantidad de feligreses, amigos y familiares del padre.
La primera parte del libro, correspondiente al anecdotario, fue presentada por Monseñor Manuel Donoso, quien al término de la actividad comentó que "su anecdotario es muy notable porque el padre Fidel fue siempre muy cercano a la gente, fue un sacerdote muy sencillo que recibía a la gente y les ayudaba a encontrar el sentido profundo de las cosas que le pasaban; y este libro está concebido para eso donde desde la anécdota se va subiendo hasta encontrar el sentido de la vida”.
La profesora María Sonia Estay comentó acerca de la segunda parte del libro, que “son poemas de una gran riqueza lingüística debido a que es un buen conocedor del latín y el griego, como buen teólogo y filósofo. Usa maravillosamente el lenguaje y coloca las palabras justo en el meollo, como lo hacía Gabriela Mistral. El padre Fidel busca, rebusca y encuentra esas expresiones de nuestro idioma tan rico. Todos sus poemas son hermosos y están relacionados con Dios, la naturaleza y el prójimo. Me emociona profundamente el poema "Puedes", donde el padre Fidel hace un encuentro directo con Dios, como lo hizo en sus poemas Gabriela Mistral".
En la oportunidad, el padre Fidel agradeció a Dios por la inspiración otorgada y a todos quienes lo apoyaron en lograr su sueño. "Siempre dije que publicaría mi libro después de, pero hoy me encuentro en el día después desde que recibí el mal diagnóstico de la enfermedad". El sacerdote lucía un traje negro y presentaba una notable baja de peso. En todo momento era acompañado por una religiosa y un religioso.
Debido a su estado de salud no fue permitido a los asistentes el acercarse a él para tomarse fotografías, autografiar el libro o saludarlo.

RECORRIDO SACERDOTAL

El padre Fidel Carmona nació el 24 de septiembre de 1954 en Paihuano, dos días antes que Gabriela Mistral visitara la tierra elquina por última vez. Sus padres fueron Cruz Isolina Espinoza Rivera y Ambrosio Carmona Arias; estudió la secundaria en el Liceo Gregorio Cordovez de La Serena y en el Seminario Mayor Santo Cura de Ars.

Fue ordenado sacerdote el 10 de diciembre de 1989 en la ciudad de Vicuña, ejerciendo su sacerdocio en Tierras Blancas, Barraza, Vicuña y en Monte Patria desde abril de 2008. En esta última parroquia comenzó su lamentable enfermedad.

En Vicuña, gestionó la instalación del Hogar Redes y apoyó con entusiasmo la realización de la Mateada Mistraliana que organizó el municipio en años anteriores ya que era un experto en tomar mate y contar anécdotas.

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